Claves para vivir con asertividad

La asertividad está de moda tanto en la vida personal como laboral, es como si de pronto todos quisieran mejorar esa habilidad social para llegar al éxito en su vida.

La asertividad es una forma de comunicación que consiste en defender tus derechos, expresar tus opiniones y realizar sugerencias de forma honesta, sin caer en la agresividad o la pasividad, respetando a los demás pero sobretodo respetando tus propias necesidades.

Dicho así no parece difícil pero para algunas personas no es fácil, bien porque carecen de confianza en sí mismas, bien por estereotipos culturales, porque se ponen nerviosas, porque son personas sumisas o agresivas, por imitación de la conducta de familiares, amigos, etc.

La “buena noticia” es que la asertividad es una habilidad, y como tal se puede entrenar y desarrollar de manera adecuada en el día a día. Para desarrollarla debes conocer una serie de derechos asertivos básicos que todos tenemos y podemos poner en práctica. Cuando los incorporamos a nuestra vida nos colocamos a la misma altura que los demás y desde ahí nos manejamos con ellos, además de mejorar también la relación con nosotros mismos.

1. Porque a mi me vale.

El derecho asertivo básico es el derecho a juzgar tu propio comportamiento, tus pensamientos y tus emociones. No permitas que las opiniones de los demás pesen más que las tuyas propias. Tu propio criterio sobre ti mismo siempre está por encima de todo lo demás. Eso sí, esta libertad también supone asumir la responsabilidad que conlleva. Serás consciente y asumirás las consecuencias de lo que hagas, sientas o pienses. Sólo tú eres tu juez.

2. Porque no y punto.

Tienes derecho a no dar explicaciones sobre tu comportamiento. No tienes que inventar excusas para quedar bien, no tienes que mentir para parecer más amable. Tú eres el único responsable de tus acciones y, por lo tanto, los demás no necesitan conocer tus razones ya que, al conocerlas, les das el poder para juzgarte, manipularte y cuestionarte. Esto no quiere decir que no des tus motivos si quieres, sino que desde tu libertad y responsabilidad nadie tiene derecho a exigírtelos.

3. Porque no es mi problema.

Tienes derecho a valorar si eres o no responsable de encontrar soluciones para los problemas de los demás. Este puede ser un derecho difícil de ejercer, sobre todo si eres una persona que tiene siempre el deseo de ayudar y de facilitar la vida de los demás. Hay situaciones en las que querrás ayudar de corazón a alguien. No te estoy hablando de eso. Te hablo más bien de situaciones en las que otras personas intentan manipularte haciéndote sentir culpable por asuntos de los que tú no eres responsable en absoluto. Y terminas metiéndote en asuntos que solo te quitan la energía y que no te llevan a ninguna parte.

4. He cambiado de idea.

Tienes derecho a cambiar de opinión. Antes pensabas una cosa y ahora piensas otra diferente. Que en un determinado momento opines de una manera no significa que tengas que comprometerte con esa opinión de por vida. Eso sí, esto supone que te haces responsable de los efectos que esos cambios provoquen en los demás y en su relación contigo. Pero, en última instancia, no debes sentirte obligado a mantener una postura solo porque una vez fue la que elegiste.

5. Me equivoqué.

Tienes derecho a cometer errores. Equivocarse es humano y no debes sentirte culpable por ello. Lo que cuenta es que asumas las consecuencias de tus errores y los reconozcas ante los demás. Tú tienes el control de tu comportamiento, eres una persona adulta y nadie debe decidir por ti para evitar que cometas errores, aunque lo hagan “por tu bien”.

6. No tengo ni idea.

Tienes derecho a decir “no lo sé”. No eres la wikipedia ni debes tener una respuesta para todo. Hay veces que no sabes lo que va a pasar, puede haber incertidumbre y, por tanto, no haber respuestas. No eres un irresponsable porque no puedas anticipar qué consecuencias tendrá tu comportamiento. La vida está hecha de cambios, no de certezas absolutas.

7. A veces me pongo borde.

Tienes derecho a actuar de forma poco simpática para los demás. Una de las barreras que puede que tengas cuando quieres ser asertivo, es el deseo de dar una imagen agradable a cualquier persona y en cualquier situación. Pero aunque intentaras gustar a todo el mundo, siempre habrá alguien que se pueda sentir ofendido o a quien simplemente no le gustes.

8. No tiene sentido pero sí para mí.

Tienes derecho a tomar decisiones que no son lógicas. Tú eliges cómo quieres tomar una decisión. Eso significa que a veces te dejarás llevar por tu intuición, por lo que te pide el cuerpo, por un impulso… y no tendrá ningún sentido desde un punto de vista lógico. Pero recuerda que tú mejor que nadie sabes lo que quieres y lo que no quieres.

9. No te entiendo ni soy adivino.

Tienes derecho a no entender las necesidades o deseos de alguien. Se espera que comprendas las necesidades de los demás y que te anticipes a ellas, y si no lo haces, estás actuando con mala intención. La situación típica es: haces algo y alguien se ofende.  Empiezas a darle vueltas a qué habrás hecho, dicho, … sientes que has causado un daño y te sientes culpable. Pues déjame que te diga: “no eres adivino”. Si alguien quiere que sepas lo que quiere, necesita y lo que le molesta, es libre de decírtelo, y no tiene ningún sentido que tú tengas que hacer de detective para averiguarlo.

10. Yo soy así y así seguiré.

Tienes derecho a no querer mejorar en algo. Sabemos que como seres humanos, no somos perfectos y que tenemos defectos. Sin embargo, hay una creencia muy extendida que es la del perfeccionamiento total. Es decir, que se espera que, si tienes una debilidad, hagas todo lo posible por compensarla y mejorarla. Y si no lo haces, es porque eres un vago, inadaptado, etc. Pues bien, nada de eso. Puede que quieras mejorar o compensar algo porque tendrá un beneficio para ti. Pero también puede que no te aporte nada y que te vaya fenomenal así.

Relacionado con este último derecho te invito a leer mi post: http://beatrizblazquez.es/yo-soy-asi-asi-seguire-nunca-cambiare/

Espero que te haya sido útil y que hayas identificado en qué situaciones quieres ser asertivo en tu vida cotidiana. Por cierto, también tienes derecho a no comportarte de forma asertiva si no te apetece o a no poner en práctica todos tus derechos asertivos.

 

“Una de las lecciones con las que crecí fue la de mantenerme fiel a mi misma y nunca permitir que lo que otros digan me distraiga de mis metas”

Michelle Obama

 

3 comentarios en “Claves para vivir con asertividad

  1. Beatriz, me ha gustado MUCHO aunque considero que esos consejos a veces son difíciles de llevar a cabo. Pero tal como propones, hay que intentarlo. Repito: Enhorabuena.

    1. Muchas gracias por tu comentario, es cierto que no siempre es fácil de realizar, en tu mano está la posibilidad de hacerlo o no. Buen día.

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