Si preguntas a una persona que entiende por ser empático, la respuesta más común es «ponerse en los zapatos de otra persona», y ¿es sólo eso? ¿cómo lo hacemos? Vamos a comenzar por el principio y ver que diferencia a una persona simpática de una empática, y luego ya vemos cómo hacerlo.
¿Qué es ser empático?
Tú eres una persona simpática cuando tienes la capacidad de conectar con los sentimientos, emociones e ideas de otras personas de manera espontánea, en la medida que están alineados con los tuyos. Tú eres una persona empática cuando tienes la capacidad de captar y comprender los sentimientos, emociones e ideas sin juzgarlos. Así que cuando simpatizas con una persona, la juzgas adecuada y estás de acuerdo con ella, sin embargo, cuando empatizas con otro, lo escuchas y aceptas, aun cuando no estés de acuerdo con él.
¿Ves la diferencia?
Esto va de emociones, cuanto más abierto estés a tus propias emociones, mayor será tu destreza en la comprensión de los sentimientos de los demás. La Empatía como tu capacidad para sintonizar emocionalmente con los demás.
¿Qué te permite acceder a las emociones de los demás?
La realidad emocional debes buscarla no tanto en el contenido de las palabras como en la forma en que te están transmitiendo el mensaje, la comunicación no verbal. La observación de ésta te permite acceder a esas emociones, para ello debes fijarte en :
- la expresión facial de tu interlocutor, es el indicador emocional más potente ya que la cara refleja las emociones más básicas, alegría, ira, sorpresa, tristeza, miedo, agrado y desagrado.
- Los gestos que tenemos las personas se tejen en la trama de nuestro día a día, son generalmente inconscientes y según la cultura pueden interpretarse de distintas maneras.
- La postura te va a indicar el grado de interés y apertura de la otra persona, puede indicar satisfacción y actividad, o lo contrario negatividad y pasividad.
- La apariencia es la principal fuente de información que tienes a la hora de formarte una primera impresión de alguien.
- El tacto te va a resultar imprescindible a la hora de establecer intimidad, denota compromiso, y revela información muy sensible, como la posición de dominio en la interacción con tu interlocutor.
- El volumen, tono o velocidad de la voz te va a dar importante información, especialmente cuando la otra persona intente ocultar sus emociones.
- Por último, el uso del espacio en la interacción, si se muestra cercano o distante. Lo cierto es que cada persona tiene su propio espacio, y además puede variar según su estado de ánimo o las circunstancias ambientales.
Una vez identificadas esas emociones viene la Empatía como capacidad para comprender a los demás y para ello necesitas escuchar al otro, pero no de cualquier forma. Cuando tú escuchas con empatía, escuchas con la intención de entender. Ves el mundo como lo ve esa persona, lo que siente. La esencia es que tú comprendas a la otra persona tanto emocional como intelectualmente.
Por el contrario, cuando tú no escuchas con empatía, puedes con tu mejor voluntad, intentar minimizar el problema del otro, interrogarle de forma inquisitiva, intentar que cambie su comportamiento o emoción, incluso decirle lo que harías en su lugar, pero esto lejos de ayudar a la otra persona sólo producirá frustración en ella.
En la escucha empática, tú escuchas con los oídos, con los ojos y con el corazón, porque escuchas los sentimientos, los significados y la conducta. Escuchas para comprender al otro, y esa persona se siente plenamente escuchada, valorada y aceptada.
Hay personas que tienen más habilidad para comunicarse con empatía y otras que se muestran más bloqueadas, pero todas podemos aprender a potenciar y desarrollar esta competencia.
La empatía puede hacer que nuestras relaciones sean mucho más satisfactorias, gratificantes y profundas. Y tú,
¿Eres empático?
“Si hay un secreto del buen éxito reside en la capacidad para apreciar el punto de vista del prójimo y ver las cosas desde ese punto de vista así como del propio.” Henry Ford.